lunes, noviembre 14, 2005

Una pequeña biografía


Corrían los cuarenta de los años mil novecientos, vientos de guerra azotaban el mundo. Vientos gélidos de invierno barrían la estepa patagónica. Vientos cálidos traían esperanzas para un grupo de familias que por esos días de Agosto de 1942, se preparaban para emprender una aventura en busca de un futuro más promisorio allende la nevada cordillera. Algunos lo hacían por la temporada de primavera-verano, generalmente personas de cierta edad y con familias numerosas, en cambio otros, solteros o familias pequeñas y jóvenes, lo hacían con la intención de arraigarse y establecer descendencia en la vertiente atlántica de Los Andes.
Coyhaique, en la región de Aysén era en esos años un pequeño villorrio poblado por esforzados chilenos que desafiaban las inclemencias del clima y el olvido de la administración central, por ello la Patagonia argentina era un polo de atracción para todos aquellos que ambicionaban un mejor porvenir para sus hijos, puesto que la cruenta guerra en Europa y Asia traía prosperidad para el país vecino que era proveedor de cereales, carne y otros productos para las naciones beligerantes.
El 12 de Abril de 1942, según consta en las actas del Registro Civil de Coyhaique, pero en realidad fue el 18 de Marzo, nació Vicente Herrera Márquez, hijo de Vicente Herrera Sáez y de Delfina Márquez Díaz.
Con sus pocos meses de vida Vicente ya era parte de este grupo de emigrantes que desafiantes partían a entregar su esfuerzo en la conquista de la inhóspita vastedad patagónica.
En Octubre, cuando ya las nieves invernales se batían en retirada partió la caravana, a caballo, en carretas de cuatro ruedas y un par de destartalados camiones, cuyo andar era casi tan lento como el de las carretas. Algunas familias fueron quedando en los pueblos o estancias por donde pasaban, ya que encontraban trabajo temporal en la esquila de ovejas u otras labores afines.
La familia de Vicente se estableció en un pequeño pueblito, con estación terminal de ferrocarriles donde se embarcaba fardos de lana de oveja y ganado en pie destinado a los frigoríficos de la costa. Una localidad, de no más de mil habitantes enclavada en medio de la pampa, a medio andar entre cordillera y mar: Colonia Las Heras. El padre encontró trabajo en las bodegas de una empresa comercial, la madre se dedicó al aseo de casas y al lavado de ropas ajenas.
Allí se radicaron Vicente y Delfina, allí trabajaron, allí vivieron. Allí, junto a una cantidad importante de inmigrantes de distintos países del mundo, en crisoles de esperanzas, fundieron anhelos y forjaron Patagonia. Allí se quedaron para siempre.
En este pueblo se criaron Vicente y Humberto, su hermano, que nació al poco tiempo de establecerse la familia en este lugar.
Son pocos los emigrantes de todas las nacionalidades, dispersos por el mundo, que logran el bienestar y la bonanza anhelada. Esta familia no fue la excepción. Costó sobrevivir, siempre vivieron pagando un arriendo o viviendo de allegados. Aún así supieron enfrentar la dureza del clima y la ignominia de la discriminación.
Cuando Vicente tenía cinco años, la Patagonia cobró tributo. Una enfermedad incurable apagó la joven vida de Delfina, su madre. El padre continuó solo criando a sus dos hijos.
Vicente y su hermano cursaron la enseñanza básica en la única escuela del pueblo: Escuela Nacional Nro. 3, cuya directora era la Srta. Julia del Carmen Gómez y uno de sus maestros el Sr. Eduardo Bernal, entre los años 1948 y 1954.
Durante los siete años de enseñanza básica Vicente fue alumno aventajado y considerado por sus maestros, incluso en los dos últimos años fue el abanderado oficial de la escuela en las ceremonias y desfiles cívicos, a pesar de tener la nacionalidad chilena.
En cuarto grado, como premio al mejor alumno recibió una pluma estilográfica y el libro Corazón de Edmundo de Amicis. Esto despertó sus ansias de lectura. Desde ese momento prácticamente leyó todos los títulos de la biblioteca, que no eran pocos. A la luz de una vela o de un candil: con Salgari navegó los mares de la Malasia; con Verne recorrió el mundo, bajó a las profundidades marinas y surcó el espacio rumbo a la Luna; fue pirata con Stevenson y mosquetero con Dumas; fue caballero y escudero con el Manco de Lepanto; atravesó los cielos y los infiernos en compañía de Dante y Beatriz. Junto con todo ello se manifestó en él, el ansia de imaginar, crear y describir sus propios derroteros.
En Mayo del año 1955 finalizó con diplomas y honores el último grado de su enseñanza primaria.
La Patagonia volvió a exigir su tributo. En agosto de ese mismo año, a raíz de un infarto cardíaco falleció el padre. Dos niños, uno de trece y otro de diez, quedaron solos, a merced del destino y a la voluntad del viento patagónico, a medio camino entre cordillera y mar.
La familia de Eduardo Bernal, el maestro, se hizo cargo de Vicente y otra familia conocida: los Leuquén, lo hicieron con Humberto. Aquí las vidas de los dos hermanos se separaron y tomaron rumbos diferentes.
Humberto al poco tiempo es llevado, a vivir y estudiar, a Santiago de Chile. El viaje es gestionado y financiado por una tía, hermana del padre, con la cual mantenían una relación epistolar, alentada por éste desde un tiempo atrás, probablemente presintiendo su final.
Ese mismo año cambios políticos sacuden Argentina. Un golpe de estado derroca el gobierno del general Juan Domingo Perón antes que éste termine su segundo período constitucional.
Vicente, gracias a la ayuda de la familia que lo albergó y a los beneficios estatales heredados del régimen peronista y la Fundación Eva Duarte de Perón, logra realizar su enseñanza media-profesional en la Escuela Fábrica Nro. 144 en la ciudad de Río Gallegos. Obtiene el título de Técnico en Motores Diesel en el año 1958. Aquí además de los libros técnicos comienza otra etapa de lectura: Hemingway, Steimbeck, London, Hugo, Tolstoi. Kipling, otros y todo lo que cayera en sus manos, incluido, western, comics e historietas.
También es alumno destacado y se titula de Técnico en Motores Diesel.
Realiza su práctica en la misma ciudad de Rio Gallegos, en una empresa filial de la General Motors y luego se traslada a la gran urbe patagónica que es la ciudad de Comodoro Rivadavia, donde vive su tutor Eduardo Bernal, el cual por problemas políticos ya no ejerce su profesión de maestro. Ahora es sub-director del diario “El Rivadavia”. Con el vive y trabaja un tiempo en las dependencias del diario.
Por un periodo de meses trabaja en su especialidad de motores diesel, en una empresa representante de Motores Cummins. Nunca más volvió a trabajar en este rubro, aunque mas adelante siguió estudiando mecánica.
En el año 1959 viaja a Santiago de Chile a vivir con sus familiares.
En Santiago comienza a trabajar en una empresa de instalaciones eléctricas que dirige una tía, hermana de su padre, con la que además vive. Esta tía es la misma que años atrás trajo a su hermano Humberto, el cual con la ayuda de ella después de terminar su enseñanza básica comenzó a estudiar la carrera docente en la Escuela Normal de la ciudad de Victoria.
Vicente además de trabajar estudia en horario vespertino en el Instituto Tecnológico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile entre los años 1959 y 1962, recibiéndose de Técnico Mecánico.
En Abril de 1964, con veintidós años de edad, se casa con Elena del Carmen Pino Pereira. De este matrimonio nacen dos hijos: Claudia Marcela y Vicente Mauricio en 1965 y 1966 respectivamente.
En el mismo año de 1964 entra a trabajar en Compañía Industrial Hilos Cadena, la cual, después de realizar un curso de Hilatura de Fibras Textiles, trabaja por dos años como Jefe del Departamento de Hilandería de esta misma empresa.
Después de trabajar en distintas empresas textiles como Jefe de Mantenimiento en unas o Como Jefe de Producción en otras llega en 1969 a desempeñarse como Jefe de Hilandería en Fábrica de Paños Continental. Son los años de grandes cambios sociales y políticos en el país y Vicente no es ajeno a ellos.
Sus lecturas por este tiempo son: Marx, Engels, Lenín, Maritain. También escribe poemas y artículos sobre situaciones contingentes, además, se aventura con un ensayo político.
Es dirigente del Sindicato Profesional desde 1969 hasta 1973, durante el Gobierno de La Unidad Popular. Sin militar en ningún partido político y siendo Presidente del Sindicato Profesional y Presidente del Comité de Producción de la empresa, le tocó vivir de muy cerca las luchas internas del régimen, la ignorancia de mandos medio, la ambición de altos mandos, el sectarismo y la desidia laboral, factores todos que minaron y autodestruyeron la ilusión socialista de un gran hombre como Salvador Allende, y la de aquellos que realmente querían un cambio sustantivo para Chile.
Con el golpe militar de 1973, al no ser miembro de ningún partido político, junto con otros dos dirigentes son obligados a continuar a cargo del Sindicato Profesional, sin posibilidad de renunciar hasta el año 1979.
Siendo dirigente sindical participa como delegado en congresos relativos al sindicalismo y a política contingente, como así también, durante el régimen militar participa en comisiones en congresos para el establecimiento de las nuevas leyes de previsión laboral. Por esta época, con el apoyo de la empresa, estudia en la Universidad Técnica del Estado (hoy Universidad de Santiago de Chile) la carrera de Administración Industrial.
EN el año 1979 a raiz de problemas económicos-sentimentales es despedido de su trabajo, se separa de su mujer y se aleja de sus hijos. No escribe más. Lee muy poco.
Mientras sucede todo esto, además, esta participando de un seminario de perfeccionamiento donde conoce a quién será su compañera por veinte años: Margarita del Carmen Duarte. Margarita tiene dos hijas de un matrimonio anterior Valeska Carolina y Paola Alejandra a la sazón de seis y tres años.
Después de estar un par de años alejado de los medios laborales conocidos, trabajando en lo que viniera, por ejemplo ventas de productos, como plantas, maceteros y otros en forma ambulante o en ferias libres, entra a trabajar en una empresa de Montajes Eléctricos de Alta Tensión, en la cual, se hace cargo del área de Logística. En esta empresa Inelec S.A. se desempeña por más de veinte años participando en importantes obras de electrificación, a lo largo de todo el país.
En 1995 a causa del estrés laboral y el vicio del tabaco sufre un infarto cardíaco que lo tiene al borde de la muerte, se recupera y sigue trabajando. A causa de este accidente, con el reposo obligado renace el hábito de lectura y comienza a leer autores latinoamericanos.
El año 2001 se separa de Margarita del Carmen y el año 2003 con 61 años, de edad, obtiene una pensión anticipada, la que le permite sobrevivir, sin tener la necesidad perentoria de trabajar; pero lo hace temporalmente cada vez que los amigos lo llaman a participar en algún proyecto en cualquier lugar del país.
Con más tiempo comienza a dedicarse a lo que siempre quiso hacer: escribir. Escribir cuentos, novelas, poesías, ensayos, crónicas etc.
El hecho de ingresar y participar por un tiempo en un taller literario de “jóvenes escritores” de la tercera edad, junto a un grupo de colegas jubilados, es el aliciente que lo impulsa a escribir.
El año 2004 junto con la llegada de otra mujer a su vida: María del Carmen, comienza a publicar sus escritos los cuales poco a poco van siendo conocidos y leídos por el público que espera con interés la publicación de su próximo trabajo.
El 2005 se separa de María del Carmen. El 2007 llega a su vida Regina del Carmen.
A partir del año 2006 obtiene varios premios en concursos de empresas e instituciones, los cuales lo llevan a ser conocido más allá de las fronteras de su país, Tanto así que en los años 2012 y 2014 es nominado a distintos premios internacionales.
Muchos de sus cuentos fueron llevados al cine por cineastas chilenos como: Andrés Wood, Marco Enríquez-Ominami y José Ignacio Pérez, su nieto.
Durante los años desde que comenzó a escribir, siempre envió cuentos a decenas de concursos literarios, en distintas partes del mundo de habla hispana. Nunca obtuvo un premio, ni siquiera una mención.
Ente el 2010 y el 2020 publica alrededor de veinte títulos, los cuales son editados en varios idiomas.
Vicente Herrera Márquez muere en Santiago de Chile el 18 de Marzo del año 2030. Lo acompañaron en su último viaje: su mujer la joven poetisa Agüita del Carmen, familiares, amigos y colegas escritores, los cuales resaltaron los méritos del fallecido como para haber alcanzado la gloria en Estocolmo.